El Pipa

Como soy volada al máximo, siempre se me quedan prendidas las luces del auto y se me va la batería. Y hoy me ocurrió eso mismo, pero lejos de cualquier posibilidad de solución. Entonces Niña Niña, que había ido a entrevistar a otro señor simpático del mundo mundial, se fue en un taxi para su oficina. Y como Niña Niña andaba contenta, le contó al señor del taxi que, toda mensa, se había quedado en pana.
-y qué va a hacer?
-bueno, más rato vengo y veo si se ha cargado la batería.
-y si no?
-ehm, no sé, supongo que tendré q conseguirme alguien que me preste chispita.
Le conté que tengo una Loop que anda pilucha y que no quiere nunca ponerse un abrigo. Y él me contó devuelta que tenía una niñita de 8 años que había salido de chiripa cuando su esposa ya tenía 45.
-ahora que lo pienso, a mi hija tampoco le gusta abrigarse.
Entonces llegué a mi esquina de Sebastián con Isidora y me bajé y dije chao! con muchas ganas y buena suerte. Llegué a mi 3er piso, escribí cosas de mi súper reportaje multichori que estoy haciendo, y cuando eran las 11.30 me llamaron del trabajo dos para saber a que hora llegaba porque me estaban echando de menos.
Me acordé de mi auto abandonado por allá por Presidente Errázuriz y me sentí mala persona por haberlo dejado ahí todo apagado y desprotegido. Agarré mis cosas y partí otra vez, y en el camino le pregunté al taxista 2 si podía hacerme puente para partir. "Encantado, pero no tengo cables". Así cualquiera po. Mi mitad contaminada pensó altiro que el viejo de mierda mala voluntad no quizo ayudarme no más, pero mi otra mitad, esa bonita y reluciente, dijo "Ah, bueno muchas gracias de todos modos", y se bajó acompañada de la otra mitad que puteaba para adentro.
Esperé que pasara un señor de la seguridad ciudadana para que me ayudara con la lesera de los cables, porque la verdad es que eso de andar empujando y haciendo partir en 2da me parece muy escandaloso, asi que me quedé ahí paradota observando a la gente que sí podía pasar en sus autos todos felices y con cara de cuicos. Me fijé en una rubia muy refea, pero muy re rubia, arriba de un Gol y pensé en lo jevi que pueden influir los accesorios a la hora de verse atractivos. Claro porque la rubia tiraba pinta pero era por lo rubia y el auto. En fin.
La cuestión es que mi impaciencia me impidió esperar los 10 minutos que dije que esperaría por el caballero rojo. A la distancia venía un taxi al que le hice señas para que parara ahí mismo. Surprise surprise! me tocó el mismo viejecito de la niñita chiripazo, así que muy feliz me ayudó a mover el pobre auto con muerte cerebral, lo pusimos frente a su capot -o se escribe capó? o caput?- y justo apareció el seguridad ciudadana con su moto hambuerguesera y ayudó con el asunto cableado y RCP.
-ahora! dele!
Y juas!, el motor se prendió altiro. Sacamos los cables, cerramos los respectivos capotes, caputes, caposes, me arreglé en la dirección del tránsito y me despedí del viejito, adivirtiéndole que me esperara un poquitin por si se me paraba la cuestión. Como no se paró, y me fui derechito, unas cuadras más allá el viejito del taxi se puso a mi lado, abrió su ventana y gritó, muy sonrioso y con una pipa en la mano:
-por si acaso, yo trabajo en los taxis del metro Alcántara! Me dicen "El Pipa"!!
Mientras levantaba su pipa como haciendo salud!, yo me fui contenta y pensando en que es verdad que no todos los seres humanos son tan malos, miserables y egocéntricos como los que me ha tocado conocer últimamente. Eso es muy bueno.
-bueno, más rato vengo y veo si se ha cargado la batería.
-y si no?
-ehm, no sé, supongo que tendré q conseguirme alguien que me preste chispita.
Le conté que tengo una Loop que anda pilucha y que no quiere nunca ponerse un abrigo. Y él me contó devuelta que tenía una niñita de 8 años que había salido de chiripa cuando su esposa ya tenía 45.
-ahora que lo pienso, a mi hija tampoco le gusta abrigarse.
Entonces llegué a mi esquina de Sebastián con Isidora y me bajé y dije chao! con muchas ganas y buena suerte. Llegué a mi 3er piso, escribí cosas de mi súper reportaje multichori que estoy haciendo, y cuando eran las 11.30 me llamaron del trabajo dos para saber a que hora llegaba porque me estaban echando de menos.
Me acordé de mi auto abandonado por allá por Presidente Errázuriz y me sentí mala persona por haberlo dejado ahí todo apagado y desprotegido. Agarré mis cosas y partí otra vez, y en el camino le pregunté al taxista 2 si podía hacerme puente para partir. "Encantado, pero no tengo cables". Así cualquiera po. Mi mitad contaminada pensó altiro que el viejo de mierda mala voluntad no quizo ayudarme no más, pero mi otra mitad, esa bonita y reluciente, dijo "Ah, bueno muchas gracias de todos modos", y se bajó acompañada de la otra mitad que puteaba para adentro.
Esperé que pasara un señor de la seguridad ciudadana para que me ayudara con la lesera de los cables, porque la verdad es que eso de andar empujando y haciendo partir en 2da me parece muy escandaloso, asi que me quedé ahí paradota observando a la gente que sí podía pasar en sus autos todos felices y con cara de cuicos. Me fijé en una rubia muy refea, pero muy re rubia, arriba de un Gol y pensé en lo jevi que pueden influir los accesorios a la hora de verse atractivos. Claro porque la rubia tiraba pinta pero era por lo rubia y el auto. En fin.
La cuestión es que mi impaciencia me impidió esperar los 10 minutos que dije que esperaría por el caballero rojo. A la distancia venía un taxi al que le hice señas para que parara ahí mismo. Surprise surprise! me tocó el mismo viejecito de la niñita chiripazo, así que muy feliz me ayudó a mover el pobre auto con muerte cerebral, lo pusimos frente a su capot -o se escribe capó? o caput?- y justo apareció el seguridad ciudadana con su moto hambuerguesera y ayudó con el asunto cableado y RCP.
-ahora! dele!
Y juas!, el motor se prendió altiro. Sacamos los cables, cerramos los respectivos capotes, caputes, caposes, me arreglé en la dirección del tránsito y me despedí del viejito, adivirtiéndole que me esperara un poquitin por si se me paraba la cuestión. Como no se paró, y me fui derechito, unas cuadras más allá el viejito del taxi se puso a mi lado, abrió su ventana y gritó, muy sonrioso y con una pipa en la mano:
-por si acaso, yo trabajo en los taxis del metro Alcántara! Me dicen "El Pipa"!!
Mientras levantaba su pipa como haciendo salud!, yo me fui contenta y pensando en que es verdad que no todos los seres humanos son tan malos, miserables y egocéntricos como los que me ha tocado conocer últimamente. Eso es muy bueno.
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